Es un proceso porque implica un tiempo (toda la vida, y no un día) y por
otro lado, cambios; que son progresivos en la adquisición de dichas
habilidades. Es una enseñanza, dado que se basa en la transmisión de
conocimientos y la corrección de lo erróneo (comportamientos agresivos,
impulsivos o desadaptatívos en general).
Por habilidades emocionales entendemos los cinco ejes
constitutivos de la Inteligencia Emocional (Conocimiento de uno mismo,
autorregulación, empatía, motivación y habilidades sociales).
En cuanto al acompañamiento, hace referencia a un otro humano
que está junto a quien aprende compartiendo un cierto período de tiempo (no un
libro ni un transeúnte). Esta es la función del docente, padre, madre, abuelo,
etc. que comparte un tiempo con la persona cuando enseña y apuntala, puesto que
reafirma los comportamientos adecuados de la persona.
Por el término ejercicio se hace referencia a la
importancia en cuanto a que la persona practique y ejercite tales
aprendizajes.
Por último, la palabra perfeccionamiento hace referencia a la mejora continua
de las habilidades emocionales mediante su ejercicio por parte de la persona y
el apuntalamiento del educador. Perfeccionamiento que no tiene fin, puesto que
tal enseñanza puede realizarse a lo largo de toda la vida. Sin embargo, de
niños es cuando más receptivos somos, por tanto es cuando más efectiva es tal
educación.
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